Elías
Después de caminar 40 días y 40 noches por el desierto, la voz que llegó a Elías en la cueva del monte Horeb (El Sinaí), le preguntó: ¿Qué haces aquí, Elías?
Esta es la pregunta que, cada comienzo de año, todo ser humano necesita hacerse introspectivamente. ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Por qué estoy aquí? Para recibir respuesta a esta pregunta, si estas adentro, sal fuera, a la puerta; si estas afuera, acercate al que te llama; cúbrete tu cabeza porque vas a entrar en la dimensión de tu Creador y Dios.
En el caso de Elías, él estaba adentro. Sintió la fuerte ventolera, aún cuando tembló la tierra, y también cuando se prendió el fuego; sin embargo se dio cuenta que Dios no estaba en esa manifestación. Ahora, en el momento que él escuchó un suspiro apacible, silencioso, tuvo grande temor, se cubrió su cabeza con su manto (Talit) y salió a la puerta.
La pregunta llegó. Fue Dios mismo quien le estuvo procurando.
Moisés
En el caso de Moisés, fue en el mismo lugar, muchos años antes, pero Moisés no estaba todavía preparado para discernir el suspiro de Dios. Así que, Dios le llamó la atención con el fuego de la zarza ardiendo, y Moisés fue y se acercó a aquella grande manifestación. Y le habló la voz y lo llamó por su nombre, advirtiéndole, porque para Moisés esto era una experiencia totalmente nueva. Moisés al oír la voz, se cubrió su cabeza con su manto, porque tuvo grande temor.
Todo ser humano que quiera conocer el propósito de su vida en esta tierra, tendrá que escuchar el suspiro de Dios. Viene por el oír, el suspiro apacible (espíritu) de Dios.
Cuando Elifaz el Temanita estaba redarguyendo a Job, reconoció que en los sueños de la noche había sentido un espíritu que se acercó a él y le produjo grande temor y espanto. En su visión el espíritu (suspiro) se detuvo delante de él, mas su rostro no conoció.
El temor a Dios es el comienzo de todas las respuestas a todas tus preguntas. Jesús dijo: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entrare a él, y cenare con él y el conmigo. Y luego nos dice: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
En el comienzo (rosh) de cada año (shana), en la luna nueva al comienzo del mes séptimo, todo creyente debe considerar el propósito de Dios para su vida, y si su nombre verdaderamente está inscrito en el libro de la vida.
Este temor por lo incógnito, es lo que nos hace “coronar” a Dios como Rey al comienzo del año, dándole el primer lugar, no hay otro. Soplamos nuestro aliento en las trompetas (shofar) reconociendo Su soberanía, porque sin el aliento de Dios no existe la vida.
Le coronamos Rey de nuestras vidas, con la esperanza de que no borre nuestros nombres del “libro de la vida”. Que nos dé un año más de salud y prosperidad, hasta que establezca Su reino en la tierra (eretz).
Nuestro Nuevo Año
La oportunidad de afligirnos en arrepentimiento, va a llegar en el día diez del mismo mes, día (yom) de aflicción (kippur). Porque Dios ciertamente va a juzgar las naciones de la tierra. Es día de intercesión y ayuno por los que no han escuchado el suspiro (la voz de Cristo llamándoles a la puerta). ¿Qué haces con tu vida? Buscar al Señor mientras pueda ser hallado.
Preguntale a Moisés, preguntale a Elías. Por esto ellos serán los dos testigos del ayer que se manifestaran en el futuro. Te dirán: ¿Por qué no saliste a la puerta? ¿Por qué no me buscaste a mí?, refiriéndose a la voz que hace las preguntas.
En el día quince del mismo mes, ya para la luna llena, tendremos la oportunidad de celebrar por siete días lo que habrá de acontecer en ese futuro que para el mundo es incierto. La fiesta de las cabañas (sukkot), el recordatorio de lo que hizo Dios por nosotros, sacándonos de las arenas del desierto y llevándonos a una tierra fértil y abundante. De la esclavitud a la libertad.
El apóstol Pablo tenía razón, un misterio, en un instante, a la final trompeta (shofar);...porque será tocada la trompeta una vez más. Porque el mismo Señor con grande aclamación (con suspiro fuerte), con trompeta de Dios descenderá del cielo, antes que juzgue a las naciones de la tierra (porque no nos ha puesto Dios para ira,...)
Esta última fiesta solemne en el calendario de Dios, que cubre casi todo el séptimo mes, desde la luna nueva y siete días más después de la luna llena, se le conoce hoy como la Fiesta de las Trompetas: donde se corona a Dios como rey en el comienzo del nuevo año (Rosh Hashanah); Dios juzga las naciones de la tierra (yom kippur); y establece su reino para todos, en (sukkot) ---en la casa de mi Padre, muchas moradas hay, si no fuese así, yo os lo hubiera dicho, dijo el Señor.
No es muy difícil darse cuenta, la importancia para el mundo entero, de esta temporada del año. Sea el calendario solar o utilícese el calendario lunar, el tiempo de los meses de septiembre y octubre son de vital importancia para la supervivencia de la raza humana y aún de toda la creación.
Cuando Dios le habló a Moisés y le habló a Elías, no ha de extrañarnos que fuese para este mismo tiempo. Pero lo más importante aún, es la pregunta que él les hizo a ambos, y te la hace a ti en esta noche de nuevo año: ¿Hoy, qué estás haciendo con tu vida?
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